Ciudad de México, 7 de febrero (SinEmbargo).–Indígenas de la comunidad Puebla, perteneciente al municipio indígena de San Pedro Chenalhó, acordaron regresar al campamento instalado en la comunidad de Acteal, para proteger su integridad, al considerar que no hay condiciones para permanecer en sus hogares.
El pasado 17 de enero, después de seis meses de permanecer refugiados en el Campamento Zapatista de Acteal, 17 familias desplazadas por un conflicto religioso regresaron a luchar por lo que quedaba de la cosecha de café para sobrevivir y a levantar de los escombros y el saqueo, sus hogares.
Este viernes, por medio de un comunicado de prensa, informaron que no hay condiciones para permanecer en sus viviendas, por lo que acordaron seguir en el refugio, donde han permanecido desde agosto del año pasado.
La discrepancia entre los indígenas es por el predio de la ermita católica con un grupo evangélico y en total suman 17 familias, unas 90 personas, en tanto exigen a las autoridades federales y estatales, seguridad para su integridad física y su patrimonio.
Todo empezó porque los católicos del ejido Puebla en Chenalhó, Chiapas, quisieron construir un templo y los presbiterianos de la localidad los echaron a punta de balazos, amenazas de muerte y quema de casas. O eso dicen algunas versiones.
Las pobladores indígenas estuvieron en la localidad Puebla desde el 17 de enero de este año, para cosechar su café, pero tras concluir sus actividades en el campo decidieron que volverán al campamento.
“Hemos realizado el corte de nuestro café y al no existir las condiciones necesarias para nuestro retorno definitivo, saldremos nuevamente, el grupo teme agresiones, despojos, la exigencia es seguridad, protección, justicia, no a la confrontación”, indicaron.
Pidieron el acompañamiento de medios de comunicación libres, comunitarios, independientes, autónomos, de periodistas y de sociedad civil para que cubran la información, a partir de la una de la tarde cuando saldrán del ejido Puebla hacia Acteal.
El grupo, en su mayoría católicos, pero en el que están también familias bases de apoyo zapatistas e integrantes de la Iglesia Bautista, fueron amenazados y algunos de ellos sufrieron agresiones físicas y en sus propiedades de parte de los evangélicos, quienes demandan se les entregue la mitad del terreno donde pretendían reconstruir la ermita católica que en abril pasado fue derribada por estar en malas condiciones.
